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Thornton Wilder

 

 

          No hay una sola mentira, eso no; pero a cada diez líneas, la verdad empieza a dar gritos, echa a correr loca y desmelanada por los corredores de su templo, ¡no se reconoce! Puedo sorportar las mentiras -dice-. No puedo sobrevivir a esta sofocante verosimilitud.

 

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