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Camille Paglia

 

 

              El arte es orden. Pero el orden no es necesariamente justo, amable o hermoso. El orden puede ser arbitrario, violento y cruel. El arte no tiene nada que ver con la moral. Los temas morales pueden estar presentes, pero son secundarios, su función es simplemente asentar la obra en un tiempo y un espacio concretos. Antes de la Ilustración, el arte era hierático y ceremonial. Después de la Ilustración, el arte tuvo que crear su propio mundo, un mundo en el que un nuevo ritual de formalismo artístico vino a sustituir a los universales religiosos. La literatura inglesa de la primera mitad del siglo XVIII demuestra que es el orden en la moral más que la moralidad en el orden lo que atrae al artista. Sólo los liberales utópicos podían sorprenderse de que los nazis fueran connoisseurs artísticos. En los tiempos modernos, cuando el gran arte ha sido lanzado a la periferia de la cultura, resulta particularmente evidente que el arte es agresivo y compulsivo. El artista no hace su arte para salvar a la humanidad, sino para salvarse a sí mismo. Todo comentario benévolo de un artista a este respecto no será sino echar una cortina de humo, ocultar el rastro sangriento de su asalto contra la realidad y los otros.

 

5 comentarios

Camille Paglia -



Mis más elevados ideales son la libertad de pensamiento y la libertad de expresión. Condeno todos los códigos de expresión y defiendo la ofensa por su valor intrínseco, como herramienta de ataque contra la opinión recibida y las presunciones no cuestionadas.

Camille Paglia -



En este mundo tecnológicamente mecanizado de acero y cristal, los fuegos del sexo tienen que ser alimentados. Es por esto que la pornografía debe seguir desempeñando un papel básico en nuestra vida cultural. La pornografía es un circo pagano de belleza, vitalidad y brutalidad, del arcaico vigor de la naturaleza. Debe romper todas las reglas, ofender toda moralidad.

Camille Paglia -



Este libro toma el punto de vista de Sade, el menos leído de los grandes escritores de la literatura occidental. La obra de Sade es la crítica satírica de Rousseau, escrita una década después del primer experimento rousseauniano fracasado, la Revolución Francesa, que no acabó precisamente en un paraíso político, sino en el infierno del Régimen del Terror. Sade sigue a Hobbes, más que a Locke. La agresividad es natural; es lo que Nietzsche llamará voluntar de dominio. Para Sade, la vuelta a la naturaleza (ese imperativo romántico que todavía impregna todos los ámbitos de nuestra cultura, desde los gabinetes psicológicos de terapia sexual hasta los anuncios de galletas) significaría dar rienda suelta a la violencia y la lascivia. Yo estoy de acuerdo con él. No es la sociedad la culpable de los crímenes y delitos, sino que, muy al contrario, es la encargada de refrenarlos. Cuando disminuye el control social, brota la crueldad innata del hombre. El violador no es el resultado de las malas influencias de la sociedad sobre él, sino de que algo ha fallado en su preparación social. En su empeño por separar el sexo de las relaciones de poder, el feminismo va en contra de la naturaleza. El sexo es poder. La identidad es poder. En la cultura occidental no existen relaciones que no sean de explotación. Todos hemos matado a fin de sobrevivir. La ley universal de la naturaleza, según la cual para que algo se cree algo tiene que destruirse, opera tanto en el espíritu como en la materia. Como afirma Freud, el heredero de Nietzsche, la identidad es conflicto. Cada generación ara los huesos de la anterior.

Camille Paglia -



La más perniciosa de las importaciones francesas es la noción de que no hay persona alguna detrás del texto. Pero ¿hay algo más afectado, agresivo e incansablemente concreto que el/la intelectual parisino/a detrás de su ampuloso texto? El parisino es un provinciano cuando pretende hablar en nombre del universo. Detrás de todos los libros hay una persona con una historia determinada. La identidad es la realidad occidental. Es una condensación visible de sexo y de psique fuera del reino de la palabra. Nos lo enseña la visión apolínea, el cine pagano de la percepción occidental. No le robemos al ojo su objeto para dárselo al oído.

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http://www.brightlightsfilm.com/54/paglia.htm