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Cantares

 

 

 

 

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Seamus Heaney -


La casa del cantante



La gente aquí solía creer
que los espíritus de los ahogados vivían en las focas.
En primavera podían cambiar de forma.
Les encantaba la música y nadaban en busca de un cantante que podía estar parado a finales de verano
en la boca de un cobertizo de turba enjalbegado,
hombro en la jamba, y una canción
perdiéndose como una barca en el crepúsculo.
Cuando llegué aquí por primera vez siempre cantabas,
algo que recordaba el golpe del pico
en tu vibrante subida y ataque.
Vuelve a alzarla, hombre. Todavía creemos lo que oímos.


Alejandra Pizarnik -


Cantora nocturna


Joe, macht die Musik von damals nacht...

La que murió de su vestido azul está cantando.
Canta imbuida de muerte al sol de su ebriedad.

Adentro de su canción hay un vestido azul, hay
un caballo blanco, hay un corazón verde tatuado
con los ecos de los latidos de su corazón
muerto.

Expuesta a todas las perdiciones, ella
canta junto a una niña extraviada que es ella:
su amuleto de la buena suerte. Y a pesar de la
niebla verde en los labios y del frío gris en los
ojos, su voz corroe la distancia que se abre entre
la sed y la mano que busca el vaso.

Ella canta.


Walt Whitman -



I celebrate myself, and sing myself,
And what I assume you shall assume,
For every atom belonging to me as good belongs to you.
I loaf and invite my soul,
I lean and loaf at my ease observing a spear of summer grass.
My tongue, every atom of my blood, formed from this soil, this air,
Born here of parents born here from parents the same, and their parents the same,
I, now thirty-seven years old in perfect health begin,
Hoping to cease not till death.
Creeds and schools in abeyance,
Retiring back awhile sufficed at what they are, but never forgotten,
I harbor for good or bad, I permit to speak at every hazard,
Nature without check with original energy.


Joan Manuel Serrat -



Dijo una voz popular

Quién me presta una escalera
para subir al madero...?

Para quitarle los clavos
a Jesús el Nazareno...


¡Oh, la saeta,
el cantar al Cristo de los gitanos,
siempre con sangre en las manos,
siempre por desenclavar!

¡Cantar del pueblo andaluz,
que todas las primaveras
anda pidiendo escaleras
para subir a la cruz!

¡Cantar de la tierra mía,
que echa flores
al Jesús de la agonía,
y es la fé de mis mayores!

¡Oh, no eres tú mi cantar!

¡No puedo cantar, ni quiero
a ese Jesús del madero
sino al que anduvo en la mar!

¡Oh, no eres tú mi cantar!
¡No puedo cantar, ni quiero
a ese Jesús del madero

¡Oh, no eres tú mi cantar!
¡No puedo cantar, ni quiero
a ese Jesús del madero

¡Oh, no eres tú mi cantar!



Alejandra Pizarnik -



Pido el silencio

Canta, lastimada mía
Cervantes

aunque es tarde, es noche,
y tú no puedes.

Canta como si no pasara nada.

Nada pasa.