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iuristantum

José Antonio Montano

 

 

          Encuentro por ahí el entrañable Cuestionario Proust y me animo a responderlo una vez más:

Los principales rasgos de mi carácter
El talento, la gracia, la ligereza, esta lucidez a veces feliz, a veces insoportable... y, por supuesto, mi cándida desesperación.

La cualidad que prefiero en un hombre
Su desprendimiento económico.

La cualidad que prefiero en una mujer
Que resulte baratita (sobre todo sentimentalmente).

Lo que más aprecio de mis amigos
La conversación chispeante, y el que me pueda despedir de ellos sin demasiadas explicaciones (acepto que sea también viceversa).

Mi principal defecto
Cada 30 de febrero siento un doloroso arrebato de humildad.

Mi ocupación favorita
Siempre estoy o follando o pensando (nunca las dos cosas a la vez; aunque las vivo de manera cruzada: follar me estimula el pensamiento, pensar me pone cachondo).

Mi sueño de felicidad
Aprender al sol.

Lo que para mí sería la mayor desgracia
No aprender nunca (y que encima esté nublado).

Quién me gustaría ser
El hombre en cuyo abrazo desfallecía Beatriz Viterbo.

Dónde me gustaría vivir
En una chabola (¡climatizada!) en lo alto del Pan de Azúcar.

Mi color preferido
El de ese divino oscurecimiento de la carne, progresivo, en anti-sfumatto, que rodea el ano de las mujeres.

La flor que más me gusta
Naturalmente, como diría Darío: la rosa sexual.

Mi ave favorita
Cualquier pájaro enjaulado que no cante. (A los canarios y jilgueros que no cesan de cantar les deseo un futuro de pajarito frito.)

Mis autores preferidos
Primer deslinde: que no sean barrocos. Y, de entre los no barrocos, aquellos en cuyas frases se engarzan inteligencia y emoción.

Mis poetas favoritos
Vale aquí también lo de antes, aunque en poesía sí sé disfrutar del barroquismo. Por ejemplo: adoro a Góngora, adoro el Polifemo (pero si tengo que elegir, prefiero a Garcilaso o al capitán Aldana).

Mis héroes de ficción
El cabo atrapado de Jean Renoir, el Sherlock Holmes de Billy Wilder y el Cary Grant de Encadenados.

Mis heroínas de ficción
La Ingrid Bergman de Encadenados, Irma la Dulce y la Félicie del Cuento de invierno de Eric Rohmer.

Mis compositores preferidos
Monteverdi, Mozart, Schubert, Pixinguinha, Noel Rosa, Cartola, Chico Buarque, João Donato, Antonio Carlos Jobim y Luixy Toledo.

Mis artistas favoritos
Tiziano y Marcel Duchamp.

Mis héroes en la vida real
Hoy en día, los ciut-adanes.

Mis heroinas históricas
Mesalina y todas las que se abrieron de patas para gozar ellas mismas, y de paso desprestigiar a sus envarados "grandes hombres".

Los nombres que más me gustan
Ultimamente, los de los mafiosos que salen en Los Soprano. El que más: Ralph Cifaretto. Y en lo que a nombres de lugares se refiere: sin duda, Plaza de Uncibay y Rua Visconde de Pirajá.

Lo que más odio
El abuso de poder, la falta de magnanimidad. El sectarismo. La fe ciega. La mezquindad. La pomposidad. La cursilería.

Los personajes históricos que menos me gustan
Primero: los muy crueles. Segundo: los muy bobos.

La campaña militar que más admira
Lo del paso de las Termópilas no estuvo nada mal. Fue el Little Big Horn de los espartanos: murieron con las sandalias puestas.

La reforma que más aprecio
No ha llegado aún. Sería la implantación de aquella asignatura que proponía Savater como alternativa a la clase de religión en el bachillerato. Se llamaría "Asignatura Condorcet" y consistiría en un relato a los alumnos de todas las atrocidades que se habían cometido en nombre de la religión cada día del año. Una suerte de Efemérides Fanática, o de Santoral Asesino.

El don de la naturaleza que me gustaría tener
Me gustaría ser capaz de producir un tsunami cada diez años (donde yo eligiera).

Cómo me gustaría morir
Con noventa y nueve años, tiroteado por mi mejor discípulo porque me ha pillado en la cama con su joven y bella esposa (ella se salva).

El estado actual de mi espíritu
Desclasado.

Las faltas que puedo soportar
Las que aún están por cometerse.

Mi lema
"Hay que huir, en la medida de lo posible, de ese tipo humano al que todos nos parecemos" (André Breton).

 

 

5 comentarios

* -

Sí, sí, a darlo todo, todo, la vena literario-artística puedes esperar. Que la fuerza te acompañe. Si me preguntan a mí, en las instrucciones de las opos deberían incluir entre los requerimientos mérito + capacidad + moral de c o m b a t e ;)

ymca -

Ay. Acabo de leerlo. jaja, conozco a Montano! le tengo en facebook y releyendo tu blog me quedé ojiplática :-) El Electric cerró y el otro también, por ahora no tengo blog, este es mi último año y hay que darlo todo!
Pero siempre te leo. Ánimo Iuristantum. Un beso!

* -

Siento el retraso, Ymca.

Yo virtualmente conozco a tanta gente...
http://joseantoniomontano.blogspot.com/

No puedo entrar al Electric :(

Un beso opositor.

ymca -

¿Conoces a Montano, Iuristantum? O_O

José Antonio Montano -



Me he animado a rellenar yo también el cuestionario que el 4 de octubre le pasó Arcadi Espada a Martín de Riquer en el suplemento cultural de El Mundo para que estableciera (o esbozara) su canon literario. He decidido (por nada, sólo por aligerarme de compromisos) cancelar mi colaboración con Kiliedro, y ésta me parece una buena forma de despedida. Sólo he cambiado de orden las dos últimas preguntas, para concluir con la memorable frase de Cervantes.

1. Mejor libro de caballerías. Los únicos que he leído (exceptuando el Quijote) son los libros de caballerías de Fernando Savater: El juego de los caballos y A caballo entre milenios. Los he disfrutado muchísimo, a pesar de que no me gusta la hípica. Me parecen particularmente deliciosas las crónicas del Derby de Epsom.

2. Mejor poema de amor. Diré cinco: "La unión libre" de André Breton (que incluye el verso "Mi mujer de sexo de algas y de bombones antiguos"); "Pilares" de Octavio Paz (que incluye "Yo me pierdo en tus ojos/ y al perderme te miro/ en mis ojos perdida" y "con los ojos cerrados,/ con mi tacto y mi lengua,/ deletreo en tu cuerpo/ la escritura del mundo"); el soneto XII del Cancionero de Petrarca (el que empieza "Si del tormento áspero mi vida"); el "Poema leído en la boda de André Salmon" de Apollinaire (que incluye el adorable "el Amor hoy quiere que mi amigo André Salmon se case"); y "A una transeúnte" de Baudelaire ("Fugitiva belleza / cuya mirada me hizo, de un golpe, renacer").

3. Mejor poema épico. En la tradición escrita: las crónicas ciclísticas de Carlos Arribas en El País. En la tradición oral: las retransmisiones radiofónicas de Javier Ares. Un ejemplo de estas últimas: "¡Ataca Pantani! ¡El Elefantito! ¡El Divino Caaalvo!".

4. El mejor verso. Van diez: "cesó todo y dejéme" (San Juan de la Cruz); "entre las azucenas olvidado" (ídem); "Só mornos ao sol quente" [sólo tibios al sol caliente] (Ricardo Reis); "que el viento mueve, esparce y desordena" (Garcilaso de la Vega); "en nuestros labios, de chupar cansados" (Francisco de Aldana); "El mar, y nada más" (Luis Cernuda); "I have measured out my life with coffee spoons" [He medido mi vida con cucharillas de café] (T. S. Eliot); "en la mutilación de la metralla" (Ramón López Velarde); "Tiene el mar su mecánica como el amor sus símbolos" (Pere Gimferrer); "No basta ser cruel. Eres el último" (Jorge Luis Borges).

5. La mejor traducción. Las que hizo Andrés Sánchez Pascual de Nietzsche y de Jünger, y las que hizo Miguel Sáenz de Thomas Bernhard. Ya dije alguna vez que me parecen obras maestras del español.

6. Mejor cuento infantil. Sin duda, Pinocho. Me impresionó especialmente una versión televisiva que emitieron a mediados de los setenta. Era muy descarnada, casi traumática, hecha con actores de carne y hueso (a Pinocho lo interpretaba un niño peloncete llamado Andrea: me inquietó que un niño tuviese nombre de niña). Hace poco reviví el cuento gracias a las reflexiones que le dedica Paul Auster en La invención de la soledad.

7. La mejor novela policíaca. Las de mis dos detectives favoritos: Sherlock Holmes y Hércules Poirot. Más otra de Agatha Christie sin Poirot: Diez negritos.

8. La mejor biografía. Don Ramón María del Valle-Inclán de Gómez de la Serna, Schopenhauer y los años salvajes de la filosofía de Safranski, Gustave Flaubert de Herbert Lottman, Noel Rosa: uma biografia de João Máximo y Carlos Didier, y O anjo pornográfico: a vida de Nelson Rodrigues de Ruy Castro.

9. La mejor novela de aventuras. La línea de sombra de Joseph Conrad, que cuenta la aventura del paso de la primera juventud a la (primera) madurez. El eje es la lucha contra un enemigo insondable e insidioso: la calma chicha en alta mar. Y otra de Conrad: El espejo del mar (en la traducción de Javier Marías), que habla de la aventura del mar a pelo, sin novela.

10. Las mejores memorias. Las de Nietzsche: Ecce homo. Un libro injustamente calificado de ególatra, cuando es un puro chisporroteo humorístico. Nietzsche se nos muestra más entrañable que nunca, y su autoironía es total. Incluye además unas sublimes páginas sobre la inspiración y el símbolo, a propósito de Así habló Zaratustra. En esa línea juguetonamente petulante siempre he adorado "La confesión desdeñosa" de André Breton (incluida en Los pasos perdidos). Otras memorias excelentes, y cuya escritura constituye un ejemplo de castellano diáfano, son las de Luis Cernuda: Historial de un libro. Y, por supuesto, la pentalogía autobiográfica de Thomas Bernhard. ¡Y el Mira por dónde de Savater!

11. El mejor himno. El "Himno a la Luna" de Leopoldo Lugones (incluido en Lunario sentimental). Si hubiera que escoger el de algún país, el brasileño, que dice la palabra "retumbante": "Ouviram do Ipiranga às margens plácidas/ de um povo heróico o brado retumbante". Ivan Lins tiene una versión del himno. Aunque él mismo compuso un himno mucho mejor, la canción "Meu país": "Aqui é o meu país/ nos seios da minha amada". ("Seios" significa, patrióticamente, "senos").

12. La mejor crónica o reportaje. La Historia verdadera de la conquista de la Nueva España de Bernal Díaz del Castillo, en cuyo prólogo hace la siguiente declaración: "y a esta causa, digo y afirmo que lo que en este libro se contiene es muy verdadero, que como testigo de vista me hallé en todas las batallas y reencuentros de guerra; y no son cuentos viejos, ni Historias de Romanos de más de setecientos años, porque a manera de decir, ayer pasó lo que verán en mi historia, y cómo y cuándo, y de qué manera". Destaco también el informe que escribió Vargas Llosa sobre la matanza de Uchuraccay, en los Andes (que leí en uno de los tomos de Contra viento y marea). Y la historia de la bossa nova escrita por Ruy Castro, Chega de saudade. História e histórias da Bossa Nova: un magnífico reportaje de cuatrocientas páginas.

13. La mejor obra sobre Barcelona. Sin duda, los poemas de Jaime Gil de Biedma. En especial "Barcelona ja no és bona", con sus irresistibles pasajes: "Oh mundo de mi infancia, cuya mitología/ se asocia -bien lo veo-/ con el capitalismo de empresa familiar!". Y si tuviese que decir la mejor sobre Málaga: El otro reino de la muerte, titulado en otra edición Málaga en llamas, de Gamel Woolsey (que era muchísimo mejor escritora que su marido Gerald Brenan).

14. El libro más útil. Apariencia desnuda de Octavio Paz y Duchamp. El amor y la muerte, incluso de Juan Antonio Ramírez: ambos son utilísimos para aproximarse a la comprensión de una de las cosas fundamentales de esta vida, como es el Gran Vidrio de Marcel Duchamp.

15. La mejor novela psicológica. Por el camino de Swann, de Marcel Proust, que es el único tomo que he leído (¡por ahora!) de En busca del tiempo perdido: por las evocaciones de su infancia, las reflexiones sobre la magdalenesca memoria y el estudio, más que sobre los celos, sobre el amor no correspondido; con aquella inolvidable conclusión: "¡Y pensar que he malgastado los mejores años de mi vida por una mujer que no era mi tipo!". Aunque mi mayor descubrimiento literario relacionado con la psicología no me lo dio una novela, sino el Libro del desasosiego de Fernando Pessoa: en él encontré que podía escribirse sobre la intimidad de un modo que yo jamás había sospechado.

16. La mejor fantasía. Las de Borges, en Ficciones y El Aleph. Y los cuatro primeros libros (hasta Relatos de poder inclusive: ni uno más) de Carlos Castaneda.

17. El mejor drama. Escogeré dos guiones de cine, y sus películas: Breve encuentro de David Lean y El apartamento de Billy Wilder. Las dos están relacionadas: cuando Wilder vio Breve encuentro, se fijó en el personaje que le presta el apartamento a la pareja de amantes. ¿Qué hará él mientras tanto?, pensó. Y ese fue el origen de su futura película. En Breve encuentro, por cierto, hay una frase memorable, cuando el protagonista le dice a la protagonista, para animarla a que acepte su invitación: "Vamos, la mediana edad sólo se vive una vez". (El drama, o la tragedia, es la disyuntiva entre el Orden y la Aventura.)

18. El mejor libro científico. La evolución del deseo de David M. Buss, que es como una operación de cataratas románticas para el corazón. También experimenté un gran placer científico con el desenmarañamiento que hace Dámaso Alonso del Polifemo de Góngora. Añado un ensayito de ciencia psicoanalítica: "Duelo y melancolía" de Freud (incluido en El malestar en la cultura).

19. El mejor tratado político. La Historia de Roma de Indro Montanelli: ahí está todo, pasado, presente y porvenir. Y también Jünger: Radiaciones (sólo los tomos de la Segunda Guerra Mundial) y La emboscadura.

20. La mejor obra cómica. Leyendo me he sonreído muchas veces, pero apenas me han salido carcajadas. Éstas se han producido, por ejemplo, con Pantaleón y las visitadoras de Vargas Llosa, La vida exagerada de Martín Romaña de Bryce Echenique y casi todos los libros de Thomas Bernhard (en especial Tala, El imitador de voces y los pasajes contra Stifter y Heidegger de Maestros antiguos).

21. La mejor frase de Cervantes. Esta del admirable prólogo del Quijote, tan justamente repetida: "procurar que a la llana, con palabras significantes, honestas y bien colocadas, salga vuestra oración y período sonoro y festivo, pintando, en todo lo que alcanzáredes y fuere posible, vuestra intención; dando a entender vuestros conceptos sin intricarlos y escurecerlos". (Vale.)