No conocía a esta fotógrafa, pero ha logrado una imagen cuya correcta interpretación podría llenar varias páginas. Aunque es una imagen serena, es muy desconcertante, porque uno esperaría ver que el ojo rescatado de la oscuridad estuviese abierto, y sin embargo descansa placenteramente, o nos ignora. Sigue con este blog, porque me he habituado a visitarlo y es un lujo que exista.
El otro -
Me gustaba este hombre, pero, desde nuestra primera noche de amor tuve miedo de mirarle. Aún creía amar a Greg, y temía ser invadida por la idea de que el hombre que estaba en mi cama no era el bueno. Preferí cerrar los ojos. En la oscuridad, al menos, subsistía la incertidumbre. Un día cometí la torpeza de decirle por qué, en la cama, mantenía los párpados cerrados. No dejó traslucir nada de sus pensamientos. Meses más tarde, liberada por fin del fantasma de Greg y de mis dudas, abrí los ojos, segura ya de que era a él a quien quería ver. No sabía que sería nuestra última noche: él iba a dejarme. "Lo que sucede posee tanta anticipación que no podemos nunca atraparlo y conocer su verdadera apariencia" (R. M. Rilke)
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Esther Navío -
El otro -