James Joyce
El Ulises de Joyce es, en rigurosa oposición con su antiguo homónimo, una conciencia inactiva, meramente perceptiva, o más bién un simple ojo, una oreja, una nariz, una boca, un nervio táctil, expuestos sin freno ni selección de catarata turbulenta, caótica, disparatada de los hechos físicos y psíquicos que registran, casi fotográficamente.
Ulises es un documento humano de nuestro tiempo, y más aún: es un secreto. Es muy cierto que puede desatar a los espiritualmente atados, y que su frialdad hiela hasta la médula el sentimentalismo, incluso el sentimiento normal...
Mas el efecto perturbador del Ulises reside en que tras miles y miles de envolturas nada se esconde, en que no se dirige ni al espíritu ni al mundo, y en que, frío, como la Luna, deja rodar, conemplándola desde una cósmica lejanía, la comedia del devenir, del ser y del pasar.
Carl Gustav Jung.
0 comentarios