Blogia
iuristantum

Gregorio Luri & Sarah Diano

 

[Del amor y otras urgencias]

 

 

Sin moraleja

 

        Pongamos que él es un estudiante catalán en una discoteca. No lo podemos llevar a un baile de salón, como hacían los góticos del diecinueve, así que contentémonos con algo más de andar por casa. Quizás pudiera ser también un estudiante ocupando la Universidad Central de Barcelona en protesta por Bolonia. ¡Todo son metáforas! ¡Hasta la palabra "realidad" metaforiza!. Añadamos que junto a este estudiante hay dos o tres chicas que se ocupan, también en este caso, y también en este tiempo, de la intendencia: de los bocadillos, del café caliente, de la limpieza. Imaginemos a una especialmente bella, muy bella. Quizás mejor que sea esbelta y un poco flaca, de cabellos muy oscuros y de tez, obviamente, muy pálida y ojos ligeramente enrojecidos. No es especialmente elegante, ni parece dedicar mucho tiempo a su cuidado, pero sin embargo se permite una pequeña sofisticación: lleva en el cuello una cinta roja muy bien planchada que se cierra bajo la barbilla con un nudo delicado. El chico y la chica intimidan, se atraen, se tocan, se encierran juntos en un mismo saco de dormir. Mientras se desnudan ella le pide que, por favor, el lazo lo deje intacto. Le hace caso. Se aman, se duermen abrazados. Muy de mañana, el estudiante se despierta primero y la observa respirar pausadamente. Sin pensarlo, tira de un extremo del nudo y lo deshace. Inmediatamente la cabeza de la chica se desprende del cuerpo y cae, rodando, al interior del saco, al fondo, hasta detenerse en sus pies.


 

*

 

Matrimonio

 

Ya no tendremos más el agotarse
en el cuerpo del otro, ni los días
que en un instante eterno se prolongan:
el tiempo, desde ahora, será un túnel
por donde sólo quedará avanzar
aunque apenas veamos los obstáculos;
y el cuerpo, una parcela cultivada
donde comer cuando tengamos hambre.

Estos anillos que nos damos valen
no por lo material de la aleación,
testimonio de un pacto o de una alianza
que advierte que no todo es ya posible,
sino por el vacío que en el centro
nos recuerda la falta que teníamos
y nos previene de intentar llenarla
el uno con el otro, el uno al otro
.

 

 

2 comentarios

* -


Si es que da gusto verte, como siempre ;)

Y, como soy de la opinión que todo tiene que ver con todo, esto decía la poetisa polaca:

Estoy demasiado cerca para que él sueñe conmigo.
No vuelo sobre él, de él no huyo
Entre las raíces arbóreas. Estoy demasiado cerca.
No es mi voz el canto del pez en la red.
Ni de mi dedo rueda el anillo.
Estoy demasiado cerca. La gran casa arde
Sin mí gritando socorro. Demasiado cerca
para que taña la campana en mi cabello.
Estoy demasiado cerca para que pueda entrar como un huésped
que abriera las paredes a su paso.
Ya jamás volveré a morir tan levemente,
tan fuera del cuerpo, tan inconsciente,
como antaño en su sueño. Estoy demasiado cerca,
demasiado cerca. Oigo el silbido
y veo la escama reluciente de esta palabra,
petrificada en abrazo. Él duerme,
en este momento, más al alcance de la cajera de un circo
ambulante con un solo león, vista una vez en la vida,
que de mí que estoy a su lado.
Ahora, para ella crece en él el valle
de hojas rojas cerrado por una montaña nevada
en el aire azul. Estoy demasiado cerca,
para caer del cielo. Mi grito sólo podría despertarle. Pobre,
limitada a mi propia figura,
mas he sido abedul, he sido lagarto,
y salía de tiempos y damascos
mudando los colores de mi piel. Y tenía
el don de desaparecer de sus ojos asombrados,
lo cual es la riqueza de las riquezas. Estoy demasiado cerca,
demasiado cerca para que él sueñe conmigo.
Saco mi brazo que está debajo de su cabeza dormida,
Mi brazo dormido, lleno de agujas imaginarias.
En la punta de cada una de ellas, para su recuento,
Se han sentado ángeles caídos.


Anónimo -

Genial, como siempre ;)