William Blake
Isla de noche
Llora sobre el cuerpo de un animal dormido
y nadie espera en el jardín
Las arboledas hacen silencio a su paso
y los ciruelos envejecen
incapaz la noche de abrir el azahar ya partido
No llora la palabra
no llora el llanto no llora los dedos quietos no llora la piel de la tierra
no reconoce la risa ni la piedad de aquella noche
Nadie mira esta niebla que desanda los huesos, esta palabra
que tuerce la caída
el perenne calor del hierro y la furia
la estampida de los caballos
la cascada de los dioses en Islandia
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